miércoles, 24 de abril de 2013

El mosquito


Un dios caprichoso matando corduras como quién mata el tiempo, decidió aquella semana un complot universal para retar mi dieta. Yo me negué a caer en sus viejas trampas, de olores repentinos, de ausencias de ensaladas en los menús del día, de invitaciones de amigos cuando la nevera desnuda hace irritar mi intestino siempre un tanto hablador. Pero, más listo que yo siempre, ya tenía preparada una nueva táctica para burlar mi régimen. Mientras tomaba tranquilamente mi sopa de menestras un talibán culícido cayo al líquido espeso apresurando la corriente hacia mi boca. Hacía mi boca y hacia mis entrañas casi sin darme cuenta, jodiendome la dieta y todos los discursos vegetarianos a la hora de la cena.

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