domingo, 10 de junio de 2012

Poema antitaurino.


Algún día 
desvestiremos la catedral de la sangre 
de su nombre de muerte, 
desnudaremos de sus entrañas de antaño 
el llorar inocente 
del emir de pradera 
y asta, 
de los corceles ciegos que mueren 
desgarrados y esparcidos 
en los campos de batalla 
de las guerras que dictan 
el jolgorio y la tranca.

Algún día,
aquellos hermosos arcos 
no acallarán más el mugir implorante 
de la hermosura violada 
y atravesada 
por el frío acero 
de la lobotomía del alma.

Podremos decir, tranquilos, 
su nombre ,
cruzar sus puertas ,
vagar
por sus tendidos
sin sentir el peso de todas sus muertes 
sin bañarnos por la sombra
de la infamia
y podremos mirar la puerta de toriles
sin ver pasar mas que el fantasma
de la vergüenza humana
difuminándose por siempre

porque un día tan claro cómo hoy 
no seremos quinientos los que vengan 
sino que vendrá toda España 
a deciros 

¡basta!

1 comentario:

  1. Yo también me uno.

    La mediocridad de este país comienza llamando a esta barbarie "arte"

    Y si no hubiera corridas, no permitirían nacer a los toros. Mejor no nacer que morir de esa manera, injusta y cruel. A fin de cuentas, nadie sabe para que nace, pero ya que nace, solo quiere tener un tiempo tranquilo y en paz, sin banderillas, sin gritos estúpidos de gente más estúpida aún, sin estoque, sin luces...

    Silencio del quinientos uno, Enuma.

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