domingo, 10 de junio de 2012

Poema antitaurino.


Algún día 
desvestiremos la catedral de la sangre 
de su nombre de muerte, 
desnudaremos de sus entrañas de antaño 
el llorar inocente 
del emir de pradera 
y asta, 
de los corceles ciegos que mueren 
desgarrados y esparcidos 
en los campos de batalla 
de las guerras que dictan 
el jolgorio y la tranca.

Algún día,
aquellos hermosos arcos 
no acallarán más el mugir implorante 
de la hermosura violada 
y atravesada 
por el frío acero 
de la lobotomía del alma.

Podremos decir, tranquilos, 
su nombre ,
cruzar sus puertas ,
vagar
por sus tendidos
sin sentir el peso de todas sus muertes 
sin bañarnos por la sombra
de la infamia
y podremos mirar la puerta de toriles
sin ver pasar mas que el fantasma
de la vergüenza humana
difuminándose por siempre

porque un día tan claro cómo hoy 
no seremos quinientos los que vengan 
sino que vendrá toda España 
a deciros 

¡basta!

jueves, 10 de mayo de 2012

Las musas no deben ser tocadas

Lena Sotskova. Dream.

Hace casi 10 años
que eres
un horizonte inalcanzable,
meta latente
que no quiebro,
esperanza de la carne,
el beso perdido
en las vicisitudes del tiempo

Tus ojos de nostalgia añadida
hicieron de poesía el verbo,
cuando el cuerpo aún crecía,
cuando el pecho
aún no reconocía
el recuerdo

Tú no sabes
todo lo que obró un silencio

Todos los dictámenes
de tu imagen
aún vibran en esta lengua
llamada tu nombre
en esta lengua
que es la única que hablo,
la lengua materna de mi piel

Y ahora te veo
y ya no sé quién eres
pero te sigo

y te sigo porque
tú me sigues a veces
porque siempre estamos
a punto
de alcanzarnos

pero
nunca
me alcances

no quiero perderte
a ti también

martes, 1 de mayo de 2012

Como la vida misma


Aquel día estaba terriblemente jodida. 
Tenía el cuerpo como si lo hubiesen apaleado cuarenta neonazis. Había sido yo sola
contra la dura soledad de las discotecas.
No sé cómo
y, mucho menos, por qué,
pero pude escapar de la sentencia cruel de mi propia locura.

Aquella noche casi me reviento la cabeza, la cadera, la dignidad...
Podría haber muerto pero como tantas otras noches que me he buscado la muerte con esmero,
aquello no sucedió.

¿Soy inmortal? Oh sí, mi yo delirante y ególatra tampoco había muerto.

Volvía a casa,
llovía,
no llevaba abrigo
tampoco paraguas,
me sentía un tanto enajenada por el lagrimear de esta primavera maldita.

Mi caminar era lento, casi implorante.
La gente me miraba al pasar extrañada.
Qué coño miran -pensaba.
No recordaba
lo hermosa que soy cuando nadie me entiende.

Vagueé durante unas horas,
necesitaba refrescar mi cuerpo con el último hálito que dejaba el invierno.

Llegué a casa, mis siete gatos me recibieron en alborotados silencios
y me senté para escribir esto.

Entonces tocaron al timbre,
me levanté cabreada y abrí la puerta sin preguntar quién era,
(si no había
muerto aquella noche, tampoco moriría por una pequeña imprudencia).

No había peligro.

Eran unas dulces y cándidas testigos de Jehová.

Me enseñaron un papel y me hicieron elegir cuál era la pregunta que menos me interesaba de todas.
Y yo elegí una que decía; "¿Cómo se reza a Dios?"

 Ellas me miraron consternadas y acto seguido me hablaron de Dios y de la salvación...

Tal vez sí había peligro.

Las despaché educadamente y quedamos en que volverían para salvar mi alma en otro momento.
Era obvio, en aquel momento estaba demasiado ocupada reescribiendo los capítulos de mi noche anterior.

¿Es que ya nadie respeta la jornada laboral de una mala poetisa en decadencia?

Después me senté y pensé "¿Y si para esto me ha salvado la deidad suprema (si la hay)?"

Y esa es la historia de cuando me hice testigo de Jehová

por un momento.

domingo, 29 de abril de 2012

¡Bebe Vino!

Era uno de esos días tediosos que intentaba amenizar con un poco de mis poetas favoritos, después de pasar por Kavafis y Baudelaire, me decidí por la búsqueda de alguna novedad sobre Omar Khayyam. Para mi sorpresa, me encontré con una más que agradable herencia suya a la cultura argentina en forma de canción-poema. El instrumento mediante el cual se manifestó casi diez siglos después, se llama Horacio Guarany y la canción, "Bebe vino". 

Para quién lo desconozca, Omar Khayyam era un poeta persa, matemático, enamorado del misterio, del fuego fatuo del alcohol y de los placeres, era un hedonista reconocido y orgulloso de ello, y eso queda notoriamente plasmado en su lírica de estilo sufí. Sin embargo, como todo conocedor del peligro de los placeres prohibidos, ha de advertirnos sobre la crudeza del camino tomado. Y su advertencia decía así:


Bebe vino: ¡largo será
el tiempo que habrás de
dormir bajo tierra
sin compañía de mujer
y sin amigo! Oye este secreto:
los tulipanes secos
ya no resucitan


No le faltaba razón y Guarany la tomó y la hizo música. El resultado lo puedes catar en este vídeo tributo a ese pequeño demonio arruina-vidas que tanto gusta.

¡Bebe Vino!






Bebe vino...
largos años dormirás bajo la tierra
sin mujer y sin amigos
bebe vino, bebe vino.

Cada vez que mojas
mi boca sedienta
me recorre un largo
grito fantasmal
y una lenta y vaga baguala de otoño
me despierta al indio,
del tiempo de amar
me despierta al indio
del tiempo de amar

Me sube a la sien
me enciendes el grito
me haces tigre y lirio para el carnaval
y una blanca rosa me enciendes de noche
la amistad del hombre, del vino y el pan
la amistad del hombre, del vino y el pan

"Si mis venas fueran los sarmientos tuyos
y un año tras otro volviera a brotar
vino compañero festival del hombre
filósofo antiguo de mi caminar"

Bebe vino...
largos años dormirás bajo la tierra
sin mujer y sin amigos
bebe vino, bebe vino, bebe vino...


jueves, 19 de abril de 2012

Uno de los poemas más raros que leerás nunca

Leyendo el libro de George Smoot "Arrugas en el tiempo" me encontré con un poema bastante curioso cuyo contenido relata, de forma un tanto peculiar, el hipotético encuentro entre la materia y la antimateria (la antimateria es como la materia pero hecha de electrones con carga positiva, protones con carga negativa, etc.) En el poema, la materia y la antimateria son encarnadas por el Dr. Edward Teller y el Dr. Edward Anti-Teller respectivamente. ¿Qué quién es ese tal Edward Teller? Pues para los poco puestos en física como esta servidora, el Doctor Edward Teller era un físico húngaro y cabeza del Proyecto Manhattan, ese que gestaría la terrible bomba atómica. Alejándonos un poco sobre esa triste contribución a la historia de la humanidad, en 1956, Edward Teller dio una conferencia, donde explicaba cómo sería el encuentro entre la materia y la antimateria y que el único resultado de ese dichoso y raro suceso solo podía ser una explosión, que puede quedar resumida en la famosa ecuación de Einstein (E=mc2). Esto impresionó tanto al físico Harold P. Furth que no pudo hacer otra cosa que escribir el más jocoso y friki poema que leerás nunca.



Peligros de la vida moderna.    

Bastante más allá de la tropostrata
hay una región desolada y estelar
donde, en una veta de antimateria,
vivía el doctor Edward Anti-Teller


Alejado del origen de la Fusión,
vivía sin conjeturas ni premeditación
con todos sus antiparientes y antiamigos
y sus antimacasares en sus sillas.


Una mañana, haraganeando por el mar,
divisó una lata de monstruosa circunferencia
que lucía tres letras: A.E.C.* 
y de ella salió un visitante de la Tierra


Entonces, gritando alegremente sobre la arena,
se reunieron dos que, a su extraña manera,
eran tan iguales como dos lentejas. Sus manos derechas
se estrecharon y el resto fue rayos gamma.a.


*(Atomic Energy Comission)

miércoles, 18 de abril de 2012

La noche y Piazzolla

Es una noche fresca de primavera, mi corazón arrullado y engreído por un tango de Piazzolla se siente osado para afrontar los días venideros. Ya hace tiempo que nos baña la incertidumbre, el orden se desmorona y todo es una mezcla de  hastío y efervescencia contagiada. Conforme a mi tiempo yo también quiero bullir , bullir contigo, bullir en las calles abarrotadas y rotas de esta ciudad que deviene cada mañana. Bullir y agitar el corazón de los que tuvimos todo y hoy nos señalan como deudores de un reino que agoniza. Pero AGONIZA, y sí, suena bien, suena muy bien cuando llevas en tu mirada la expresión del viejo complejo de Edipo. Suena a miel y a llanto,  suena a danza zíngara serpenteando en todas las calles y plazas abiertas como flores de Mayo. Suena a pasión que estalla imitando el viejo amanecer del mundo. Es dulce el camino de lo incierto cuando dibujas el destino con tus propios pasos. Un dolor que atisba una esperanza. Ah pero aquí en mi casa, todo sigue igual, aún suena Piazzolla, y no te perdono que en noches como éstas, no vengas a dormir conmigo.


martes, 17 de abril de 2012

Ráfagas de locura

Todas mis confusiones hierven, mi lengua atolondrada juega a desenredarse de miedos. He bebido demasiado café. El baile de los vagones no ayuda. Hay algo dentro que ruega decir "te quieros", decir "lo sientos", clavarte lisuras, escupir tu silencio, patear ceniceros, una lluvia de cerveza -¡oh sí!- y morder tu cuerpo. Después fugarme de tu nombre, fugarme de lo que vas sembrando sin querer, arrancar tus besos de esta piel que guarda todo y decir de verdad que no me importas. El teléfono suena mientras mi corazón golpea dejando ecos en mis dedos, todo el mundo me llama y yo solo quiero esconderme, sacudirme en la oscuridad durante horas. Los rostros son arte abstracto en el vaivén de este viaje  eterno rumbo a mi cama. Oh, dios, no llevo lentillas, solo veo mi locura taquicárdica bailar a solas.
La primavera viene