martes, 30 de abril de 2013


Si aún conservas esos ojos locos inyectados
de caleidoscopías quiméricas
con los cuales te devorabas los segundos
y esa gracia infalible para borrarme el hondo dolor de ser humana
que estés gordo, feo y casi calvo me da igual
¡A la mierda los galanes apolíneos!
Los cambiaría a todos por ti


domingo, 28 de abril de 2013

Vacaciones, please

De vuelta del trabajo las pisadas arden sobre el asfalto grosero de mi barrio. Las luces de la vida conformista parpadean llamándonos a cambiar nuestros sueños por un poco de vana ilusión. Llevo unos tacones negros que tocan la marcha fúnebre de una historia que albergo y que voy a llevar a reciclar al primer cubo amarillo que encuentre, cementerio donde todo amor moderno ha de acabar. Llego a casa y me reciben los gatos con su danza particular. Dejo el bolso sobre la mesa blanca y me dispongo a quitarme este hábito de luto que esconde un cuerpo deshecho de lloviznas. Me hablas como si nada, tú estás con el ego por las nubes lo sé y es eso lo que más me derrumba el semblante digno que intento aparentar. Ignorarte sería lo más certero, pero me dueles y me estorbas en todos los rincones de este país. Necesito unas vacaciones de tus ojos verdes de espanto. Entro a Internet, en un buscador un rincón pregunta un nombre y yo respondo siempre el nombre de otro, nunca el tuyo, el tuyo mata.

jueves, 25 de abril de 2013

Llamado desde La Tierra


Ojalá pudiera curar la enfermedad del mundo
El perfecto sanador ha de bajar de algún lugar de las estrellas
Hay un llámado para el otro lado del espejo
Urge una ambulancia en un minúsculo grano de arroz

Odios odiosos


Hay días que de pronto me sobreviene un hambre de guerra después de largos lapsos de pseudopaz, enciendo el portátil dentro de mi claustro diminuto  y me conecto a internet. Normalmente sé dónde podré lanzar piedras en forma de verbos incendiados, sé qué cosas me cargan de ira homicida, ¡pues claro, me conozco ya algo después de 26 años! Y por eso voy directa, cabalgando como jinete del apocalipsis a acabar con toda la lacra intelectual del antrpocentrismo. Qué ironía, mi ego luchando contra el ego humano, pero así soy yo. A veces entro a un foro de chilenos estúpidos que sueltan vómitos sobre mi país y sus gentes a base de prejuicios tan simplistas que me producen carcajadas ¿Dónde estudió esta gente? ¿Por qué nadie les enseñó a discernir entre lo general y lo particular? La mente cuadriculada e inflexible y la urgencia de ordenar el mundo llevándose a quien sea por delante no les deja. Doy gracias a mi familia, a algún
que otro profesor de secundaria, a los amigos, a algún amante que más que amante hizo de maestro por enseñarme el pensamiento divergente. 
Otra cosa que odio hasta la saciedad, es el maltrato a los animales. Desde hace unos años me he radicalizado un tanto en esta postura pero es obvio que cuanto más coherente uno se haga en un asunto más radical resulta para los demás. No digo que el radicalismo sea bueno, pero oye, es más coherente que soltar un collage de discursos dictados por una sociedad enferma que solo busca la deseabilidad y el hedonismo. Como terapia de choque me dirijo a paginas donde el horror del ser humano se te incrusta en los sueños y toda tu inocencia se rompe de pronto con el grito de la realidad. He de hacerlo, es mi dogma. Escribo mensajes a torturadores, mando cartas a políticos que los secundan o peor aún, no hacen nada ante el preludio de un pequeño holocausto, y grito todo lo que puedo desde el silencio de mi habitación y creo que hago algo, pero no estoy segura de ello. También he salido a la calle y me he metido en la boca del lobo a contemplar como el salvajismo digiere toda la belleza que pare estas tierras y he salido indemne, con una multa pero indemne. Seguiré haciéndolo, no lo puedo evitar, esta rabia natural  ante todo lo que considero injusto no se domestica en una vida. Pero este sentimiento tan fuerte me hace ver más claro aquello de que el odio sólo genera odio.

miércoles, 24 de abril de 2013

Obsesión



-¿Miedo? Miedo es buscar tu nombre a todas horas, estar hambriento de tus huellas,  tener la necesidad imperiosa de desarrollar el olfato de ti. Tú puedes dormir cuando yo no estoy ¿pero yo cuándo cojones duermo? Miedo es el mono de lo infinito cuando solo alcanzas a abarcas lo efímero en una pequeña esquina a lo alto en la ciudad. Te busco en todos los cajones de mi existencia por el imperativo de un órgano derrotado y no te encuentro. Te busco en las ráfagas de los trenes, en las plazas ojos ciclópeos donde confluyen todos los pasos ansiosos de nuestros conciudados y no te encuentro, no te encuentro nunca.  Me pones trabas y laberintos para mi mero placer de reconstruir tu presencia, a mí, que no soy ninguno de esos patanes marineros de “te he visto y no me acuerdo” que frecuentas. Sólo busco una intimidad silenciosa entre una fantasía y mi yo, pero ni si quiera me dejas el placer del sueño. ¿Y me hablas de miedo, Manuela? No tienes ni idea de lo que es el miedo.

Duelo de egos


Yo sé que todo se basa en una necesidad napoleónica de realizarte en los corazones colgantes de las muchachas en florescencias. Yo sé que todo es el dictamen de un dictador diminuto y perecedero en búsqueda de la eternidad y la destrucción a la par lo que te empuja a este sembrado y barrido de promesas en jeroglíficos. Veo las flores tiritando con tus esquivos besos y tus provocaciones a punto de caer como espada de Damocles sobre este retrato nuestro. Sabes que soy una paranoica y que me gusta anticiparme al dolor y que tarde o temprano me alejaré por el dictado de sombras de mi ego y lo haré en el momento en el que más te duela. Sabes que tenemos una edad y un sin fin de posibilidades se nos abren a cada paso en el horizonte. Un pequeño complejo de mesías aún grita en nuestro dolor ciego, el imperativo de un eco de antaño suena a marcha imperial, contemplas todo el esplendor de los corazones expectantes y me dices innumerables ambivalencias que me llegan como una bofetada a mi intelecto.
Huyo a veces de este desierto que nos envuelve, el aire quema cuando nos mecemos en las polaridades del querer, lanzas un azote añil al viento y me regresas a mi triste puesto de emperatriz. Me dices que el futuro tiene mi nombre y te digo que no me lo creo. Me quedo un poco más para aprender de ti pero no te confíes nunca de mi, tengo un Atila en el corazón.

El mosquito


Un dios caprichoso matando corduras como quién mata el tiempo, decidió aquella semana un complot universal para retar mi dieta. Yo me negué a caer en sus viejas trampas, de olores repentinos, de ausencias de ensaladas en los menús del día, de invitaciones de amigos cuando la nevera desnuda hace irritar mi intestino siempre un tanto hablador. Pero, más listo que yo siempre, ya tenía preparada una nueva táctica para burlar mi régimen. Mientras tomaba tranquilamente mi sopa de menestras un talibán culícido cayo al líquido espeso apresurando la corriente hacia mi boca. Hacía mi boca y hacia mis entrañas casi sin darme cuenta, jodiendome la dieta y todos los discursos vegetarianos a la hora de la cena.

martes, 23 de abril de 2013

Pensamientos locos después de una entrevista de trabajo


Hoy fui a una entrevista de trabajo, querían al mejor sofista en tiempos en los que el diálogo socrático es llevado a chirona, lo he visto por todas las calles de esta ciudad caótica y hasta ya se atreven a contarlo en los telediarios. Decían que buscaban un artista retórico, un domador de bestias, un pastor de rebaños consumistas que puedan ser conducidos a la senda de la marca. Nuestra marca, la única a la que deberé fidelidad a cambio de 800 euros, antaño habría añadido míseros pero hoy, me contengo. Mi oficio es otro, mi corazón quiere llevarme a menesteres por los que yo crecí. Pero Vivimos en tiempos en el que el corazón no cuenta y un psicólogo tiene que ponerse  a vender bombones para seguir formándose. El conocimiento y, sobre todo, acreditar ese conocimiento cuesta y por ello esta mujer sin escrúpulos se vendería al mismísimo diablo si fuese necesario.
Y el diablo está muy cerca últimamente de Madrid. Lo noto, todas las entrevistas de trabajo huelen a azufre y yo tengo que aprender a moverme con ‘La Divina Comedia’ bajo el brazo. Es duro, una se acostumbra, ‘en peores te has visto, corason’ me dice algo recóndito aquí dentro. Pero termina minándote y no quiero esto, no quiero más esta prostitución del alma. Que alguien me dé ya el próximo billete a Stuttgart ó a dónde quiera que haya esperanza.

Amar a lo bestia



En cualquier rincón de la Tierra hay un lamento de amor en estos momentos. Un montón de besos pretenden emprender el vuelo cargados de toneladas de mitos. Puedo oír todos esos corazones, como relojes rotos mientras ceno un poco de ramen en silencio. Alguien me dice, “enciéndete y llora “, “desángrate como el dios bíblico de tus padres”, “el amor es el equivalente al suicidio”. Pero yo ya casi no lloro. Se marchó y quizá un par de lágrimas cayeron en su momento, quizá un par de paseos con el corazón revoloteando en el pecho y poco más. ¿Para qué más? Incluso me alegré con cierta culpabilidad absurda de su marcha, me alegré por él, me alegré por mi, porque esa es la vida que yo quiero en estos tiempos, el vuelo constante, el labio indeciso del futuro, el labio seguro del presente. No lloro, no, no lloro, tan solo respiro. Lo aprendí de las aves del otoño pasado, de los ojos de jade de los felinos perdidos en mi cuarto, lo aprendí del semblante de los astados. Y no lloro más, ya casi no lloro por nada. Solo a veces me distraigo por instantes y recuerdo que solía tocar su pelo.

lunes, 22 de abril de 2013

Arte callejero I (Street Art I)

 Cualquier muro es una excusa para extender una parte de nosotros en la Ciudad, cualquier muro es una excusa para la inmortalidad. 
La vida no tiene por qué ser anodina y allí están todas esas caras lavadas,
residencias de burgueses y no tan burgueses,
bancos, bostezos que esconden oficinas,
llamándonos, gritando nuestros ridículos nombres,
pidiéndonos que soplemos el polvo de lo gris y lo vulgar
y creemos. ¿Quién dijo que lo útil está reñido con lo hermoso? 
Solo un avaricioso de la belleza lo dirá, sabiendo que miente.
Hasta la muerte y el olvido buscan de nuevo la vida y esta casa abandonada se viste de rostro en el siglo XXI y habla en el lenguaje de gatos bicolor a los enamorados de las esquinas.


Un poco más abajo la misma deidad del spray y de la nocturnidad revive los viejos fantasmas de la cotidianidad perdida, la vieja Galicia aún suspira entre bloques que duermen los sueños.


Hay rostros por doquier

 ...y espejos teñidos de peces y algas


...un rostro amigo me mira al pasar cual cíclope en un centro autogestionado de la capital

 y al final de la calle alguien grabó una esperanza.